Tú y yo caemos ante las guerras perdidas del pasado. Lo sé. No soy tonto. Nos pesa demasiado la realidad en la que vivimos porque nadie aguanta hasta la puesta de Sol con una bala incrustada en el seso.
Sin embargo, yo quisiera decirte que lo siento. Que te quiero. Que no puedo. Que no aguanto. Que me iré. Que te enfadarás y me odiaras. Luego me echarás de menos. Porque somos así, una catástrofe de sentimientos mal colocados en nuestro interior. Dos personas que no saben quererse ni dejarse de querer y que sufren por no hallar la solución más acertada si no la más desacertada.
Y si me voy arañaras las paredes de mis recuerdos y volverás con el amor en la mano sin más que verdades y mentiras que sólo son confusiones de nuestra debilidad humana.
Y yo sólo sé que te quiero demasiado y que ya, ahora que lo intento, no puedo escapar de nuestro mundo patas arriba de violentas reacciones.
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