Sábanas blancas. El contraste del blanco con su piel dorada, sus ojos marrones y su largo y alborotado pelo negro. Labios de fresa pintados de carmín.
Sábanas blancas de diario, de te amos, de mil caricias y sonrisas cómplices.
Sábanas blancas de la chica que suspiraba y al momento daba paso a una dulce e infantil locura y sus rizos por la cara acompañados de sonrisas socarronas, de suspiros inacabados, de lágrimas, de aquellos <¿Qué haces aquí?>, de gritos y disculpas desgastadas.
Sábanas rojas. Paraíso olvidado y adiós.
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