domingo, 2 de agosto de 2015

*El sillón vacío*

Aún estoy tratando de asimilar que ya no estás, que tu sillón está vacío. Que cuando llegue ya no te veré viendo tus partidos y contando alguna de las historias de tu vida entre risas, porque ya no vas a estar. Entonces me doy cuenta de que no se puede retroceder en el tiempo, que no me oirás decirte, aunque sea por última vez, que te quiero muchísimo y que tú tampoco podrás responderme que eso es una manía mía. Y me siento vacía como nunca.
Intento recopilar todos los recuerdos que me has dejado para no olvidar cuanto te he querido ni cuanto me querías. No quiero que se me olvide ni un ápice de ti, de lo que eras y nunca dejarás de ser para mi: Una sonrisa y, a veces, un grito al aire. Tranquilidad. Un coscorrón en la cabeza acompañado de una sonrisa. Historias únicas. Y me dejo mil cosas que no sabría ni podría expresar, lo sé. Pero sobretodo, siempre has sido un padre y un abuelo maravilloso. Y yo he tenido la suerte de que para mi seas las dos.


Qué desgracia entonces el haberte perdido.

1 comentario:

  1. No podias haberlo reflejado mejor. Ha sido todo un ejemplo para nosotros. Siempre ha estado ahí cuando lo hemos necesitado. Sus consejos siempre han sido inmejorables, y su amor hacia toda su familia ha sido inmenso, igual que el nuestro hacia él. Nunca lo olvidaremos. Te queremos papá y siempre estarás presente en nuestro corazón y pensamientos. Has sido un buen esposo, padre, hijo, suegro, abuelo, amigo... Nunca te olvidaremos.

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