miércoles, 13 de abril de 2011

*[En el metro]*

Esta vez a solas lo recuerda vagamente.

-No quiero que me adores. Quiero que me AMES.

El joven optimista miró con los ojos brillantes al cielo.

-El día que de verdad me ames no te importará la hora, ni el lugar. No te importará nada y gritaras solo dos palabras a pleno pulmón: ¡¡TE AMO!!

Sí, lo recuerda en realidad claramente. Sus palabras coloreadas de felicidad, de ganas, de ilusión.

El joven optimista se puso en pie sobre el muro en el cual estaba sentado y como el estallido de una bomba gritó:

-¡¡TE AMO!!

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